“Dibujos que hacen las niñas”: Retratos

Curada por Alison M. Gingeras 
9 de septiembre – 21 de octubre, 2023
Los Angeles

Panel discussion: Saturday, September 9, 2pm
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Recepción inaugural: sábado, 9 de septiembre, 5–7pm

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Blum & Poe se complace en presentar "Pictures Girls Make": Portraitures, una exposición que reúne a más de cincuenta artistas de todo el mundo, desde principios del siglo XIX hasta nuestros días. Curada por Alison M. Gingeras, esta prodigiosa exploración sostiene que ese antiguo modo de representación es un género humanístico y democrático perdurable. 

"Dibujos que hacen las chicas" es una ocurrencia atribuida a Willem de Kooning, quien supuestamente rechazó la práctica retratística de su esposa Elaine por considerarla inferior. [1] Transformando el desprecio original en una afirmación, "Pictures Girls Make" es un grito de guerra para esta exhibición que examina cómo diferentes tipos de retrato desafían antiguas normas estéticas, sociales e ideológicas. 

Tanto históricamente como en la actualidad el retrato ha sido siempre mucho más que la representación de la imagen de una persona concreta. El retrato enfrenta ideas de identidad, subjetividad y agencia. Adentrándose más allá del pensamiento binario, la exposición se esfuerza por poner de relieve la variedad de temas, las complejidades de lo biográfico y la variedad de personajes individuales que los artistas han logrado capturar a través de los diversos modos de hacer retratos. 

Control de acceso a través del género 

El control de acceso es tan antiguo como el arte mismo. Durante siglos, el supervisar los géneros pictóricos ha sido un método eficaz de ejercer poder e imponer jerarquías artísticas en función del género, la raza y la clase social. En la tradición europea occidental, el retrato estaba reservado a las élites: ejecutado por un grupo especializado de artistas masculinos y apoyado por la aristocracia, el clero y las clases mercantiles mediante comisiones. A pesar de la hegemonía de los orígenes del género, una relectura atenta de la historia del retrato y de su continua vitalidad ha revocado sus bases privilegiadas y homogéneas. 

"Es extraordinario que el cuadro de una mujer sea tan bueno", proclamó Alberto Durero en 1521 al saber de la pintora Susanna Horenbout. Las escasas artistas que alcanzaron estatura profesional en los siglos XVII y XVIII fueron menospreciadas por "copiar" a sus colegas masculinos, revelando "la debilidad de la mano femenina", como señalaron los críticos de Judith Leysert, artista holandesa del Siglo de Oro, al compararla con sus homólogos masculinos. La impresionista Marie Bracquemond, que se formó con Jean-Auguste-Dominique Ingres, escribió en su diario: "La severidad de monsieur Ingres me asustaba... porque dudaba del valor y la perseverancia de la mujer en el campo de la pintura... Sólo las hacía pintar flores, frutas, bodegones, retratos y escenas de género". Relegar a las artistas a formas "menores" de arte, igual que las afirmaciones esencialistas sobre la inferior habilidad de TODAS las pintoras han sido el canon de la historia del arte por generaciones. En los últimos cincuenta años, los estudios feministas de la historia del arte han empezado a cuestionar con éxito los mecanismos que han mantenido en la sombra a las mujeres -y a las artistas europeas no blancas. 

Elaine de Kooning no era ajena a este tipo de juicio de género. Su característica práctica del retrato respondía directamente al control que se ejercía sobre su propia asociación artística. Aunque era una de las pocas artistas de posguerra que oscilaba con confianza entre la figuración y la abstracción, Elaine de Kooning eligió el retrato (“dibujos que hacían las chicas”), como género. Frente a la bravura machista del Expresionismo Abstracto, Elaine de Kooning se vio obligada a establecer un terreno propio. Sus retratos expresivos, de pinceladas gruesas, constituyeron una poderosa respuesta al control de género que ejercía su marido. 

Partiendo de historias revisionistas que han descubierto a artistas olvidadas o reprimidas, así como de la variedad y diversidad de artistas que trabajan en la actualidad, puede afirmarse que el retrato siempre ha sido un género profundamente humanista y democrático. Tanto históricamente como hoy en día, el retrato tiene la capacidad de captar una multitud de subjetividades, identidades y agencias. Aunque que antaño se consideraba una forma de pintura menor, el retrato ha de entenderse como un poderoso vehículo para explorar la complejidad humana. Los retratos han sido y son realizados por artistas de todas las razas, etnias, castas y sexualidades. También los hacen artistas de género fluido y no binario. Los hombres blancos heterosexuales siguen haciéndolos. Los retratos son imágenes que hace la gente

Viejos retratos, nuevos cánones 

Al menos desde el punto de vista histórico, los de Kooning tenían más razón de la que creían. Los retratos son dibujos que hacen las chicas desde al menos el siglo XVI. La pintora flamenca Caterina van Hemessen creó el primer autorretrato de una artista frente a su caballete en 1548, dando origen al género fundamental del autorretrato de paleta, el medio por excelencia para afirmar la legitimidad artística y la autopromoción. Siguiendo su estela, Sofonisba Anguissola, Lavinia Fontana, Artemisia Gentileschi y Élisabeth Louise Vigée LeBrun, entre otras Viejas Amas, han ofrecido contribuciones fundamentales a este género, al tiempo que afirmaban su posición profesional y autorial. 

Catalizado por la erudición feminista, un nuevo canon se ha forjado a partir de viejos retratos para formar el núcleo conceptual de "Pictures Girls Make". Imágenes de chicas realmente importantes. Esta exposición es un homenaje a estos cimientos de las Viejas Amas. Creada especialmente para esta exhibición, la pintura de Chris Oh sobre vidrio antiguo, titulada Spectacle (Espectáculo, 2023), reproduce el icónico autorretrato de Sofonisba Anguissola (1556) frente a su caballete con el pincel y el tiento en la mano. Al reconocer este nuevo canon de la historia del arte, la obra de Oh rinde un homenaje conmovedor al papel pionero que las artistas han desempeñado históricamente en esta forma de autorrepresentación específica y poderosa, un tropo que se explora ampliamente en una serie de autorretratos de estudio. Entre ellos se incluye un importante autorretrato de Mela Muter, la primera artista profesional judío-polaca, que pintó a sí misma en su estudio de Montparnasse (1915); la escena de taller Broome Street (Sheila en el estudio) (1969-70), de June Leaf, y el autorretrato ficticio de Somaya Critchlow, X Estudios sobre la obra de Pitágoras (2022). Con estilos que van desde el surrealismo y el realismo mágico a otros más extravagantes y caricaturescos, varios de los autorretratos de artistas constituyen un importante tropo en la exposición, con obras de Gertrude Abercrombie, March Avery, Joan Brown, Robert Colescott, Juanita Guiccione, Sally J. Han, Agata Słowak y Katja Seib, entre otros. 

Políticas de la identidad: Un arma de doble filo 

El complejo impacto de las políticas de la identidad en el discurso artístico es el núcleo de "Pictures Girls Make", especialmente las muchas maneras en que la organización en torno a la identidad promueve la diversidad, exigiendo la igualdad de representación y oportunidades, sensibilizando al público sobre las luchas de grupos específicos y forzando cambios en las estructuras sociopolíticas de poder. Sin embargo, a pesar de ser un motor para la transformación y representación, las políticas de la identidad presentan un arma de doble filo, lo que a veces se ha manifestado en la instrumentalización y en la simplificación excesiva del retrato. La naturaleza a veces reductora del pensamiento identitario allana a menudo su complejidad, reduciendo el debate sobre una obra de arte a marcar una casilla de género, raza o sexualidad y ocultando otros significados, estéticas y posibles valores humanos universales contenidos en la obra. 

Así pues, esta exposición se nutre de una ambivalencia crítica sobre el progreso y los límites de las políticas de identidad. ¿Cómo puede funcionar el retrato como emblema de cambio social y, al mismo tiempo, considerarse una forma de pintura autónoma y compleja que habla por derecho propio de la historia del arte? O, en palabras de Kerry James Marshall: "¿Cómo abordar la historia con un cuadro [cuyo tema] no se parece a Giotto ni a Géricault ni a Ingres, pero no abandona los conocimientos que los pintores habían acumulado a lo largo de los siglos?". Hablando sobre la dualidad de la contribución de Marshall a las representaciones que superan el reduccionismo de la política identitaria, Carroll Dunham escribe: "[Marshall logra] ocupar simultáneamente una posición de belleza, dificultad, didactismo y formalismo con ese poder". Como atestiguan las reflexiones de estas dos artistas, el entrelazar la complejidad formal y la conceptual es la única manera de eludir la simplificación y el encasillamiento excesivo de la importancia del retrato cuando se le analiza únicamente a través de la lente de las políticas de la identidad. 

Catalizado en gran medida por la urgencia del movimiento Black Lives Matter, el mercado del arte, junto con los museos, ha acogido rápidamente en los últimos años a artistas Negros, destacando especialmente a los pintores figurativos Negros. Impulsada por el despertar político o por un oportunismo cínico, la carrera por hacer destacar a los "nuevos" artistas de color se ha visto impulsada sobre todo por un enfoque en la temática Negra, al tiempo que se ha ignorado de forma atroz la compleja historia de los artistas de color. Este enfoque amnésico hacia los artistas Negros contemporáneos pasó por alto al crucial puñado de artistas de ascendencia africana que trabajaron en África, Europa y América y que eran conocidos antes del siglo XX: el pintor del siglo XVII Juan de Pareja, el neoclasicista Guillaume Guillon-Lethière, Henry Ossawa Tanner y la escultora Edmonia Lewis son excepciones notables. 

"Pictures Girls Make" rinde homenaje a esta historia con un importante retrato de Joshua Johnson (1763-1824), el primer artista profesional afroamericano conocido. Johnson, que había sido esclavo y luego libre, hizo carrera como retratista en Baltimore, donde sus clientes formaban parte de las vibrantes clases media y comercial de la ciudad. Retrato de mujer, de fecha desconocida, retrata a una dama blanca cuya identidad hoy se desconoce, vestida con sus mejores galas. El retrato presenta todas las características del estilo de Johnson: detalles finamente representados, como el cuello de encaje, el rostro y las joyas, así como una paleta distintiva. La inclusión de la obra de Johnson junto con Retrato de un caballero criollo, de inicios del siglo XIX, de un artista desconocido de la Escuela de Luisiana (posiblemente seguidor de Julien Hudson (1811-1844)), es un gesto genealógico que quiere dar cierto contexto a una serie de artistas de color de los siglos XX y XXI que han tomado el testigo del retrato, desde pioneros del siglo XX como Benny Andrews, Ernie Barnes y Winfred Rembert, hasta artistas del siglo XXI como Patrick Eugène, Andrew LaMar Hopkins, Jonathan Lyndon Chase, Danielle Mckinney, Umar Rashid, Devin Troy Strother y muchos otros que se inspiran en sus predecesores. "Pictures Girls Make" también incluirá una selección de retratos de artistas africanos contemporáneos como la nigeriana Chidinma Nnoli, la sudafricana Simphiwe Ndzube y el ugandés Collin Sekajugo. 

¿A quién se retrata? 

"Las imágenes de personas reflejan su época de un modo en que no lo podría hacer ninguna otra cosa", sugiere Alice Neel al hablar de su devoción por el género. "Cuando son buen arte, los retratos reflejan su cultura, su época y muchas otras cosas... el arte es una forma de historia". Neel formó parte de una generación de artistas que cambió radicalmente a quién se retrataba y, por extensión, qué historias quedaban consagradas para la posteridad en un lienzo. Neel inmortalizó a camaradas izquierdistas, a familias de clase obrera, a sus vecinos del Harlem español, a mujeres embarazadas y a amigos artistas queer. En ese mismo espíritu, muchos artistas del siglo XX, como Benny Andrews, Maria Anto, Jerome Caja, Leonor Fini, Yannis Tsarouchis y Léonard Tsuguharu Foujita, retrataron a individuos, grupos o comunidades, figuras alegóricas o arquetípicas, e incluso a sí mismos. La mayoría de sus modelos no habían estado representados tradicionalmente en la historia del arte. 

Mirando hacia atrás y hacia delante, "Pictures Girls Make" recontextualizará a una serie de retratistas pioneros que quedaron atrás en los primeros esbozos de la historia del siglo pasado, así como a un amplio abanico de pintores contemporáneos. Lejos de ser "sólo chicas", incluye una variedad sin precedentes de artistas contemporáneos que se dedican al retrato y han impulsado el género para captar las condiciones reales, las estructuras sociales y las experiencias cotidianas de la vida contemporánea, innovando al mismo tiempo una serie de lenguajes pictóricos formales.

[1] Esta cita fue citada por primera vez en Lee Hall, "Jaunty" en: Maria Catalano Rand, Elaine de Kooning Portraits (Brooklyn: The Art Gallery, Brooklyn College, 1991): p. 21. 
"Oh, sí", dijo, refiriéndose a Bill de Kooning, "él no se planteaba pintar retratos. Bill siempre pensó que los retratos eran cuadros que hacían las chicas. Así que hice retratos. Tenía esa zona libre; la tenía para mí sola; no tenía que tomar decisiones. Sabía que iba a hacer un retrato y no [sic] importaba mucho de quién: una vez que te propones hacer un retrato, eres libre de hacer un cuadro". 
Existen dudas sobre el contexto y el tono en que Willem de Kooning supuestamente hizo este comentario -es posible que lo hiciera en broma o con tono irónico-, aunque el sexismo de aquella época está bien documentado y ha sido objeto de numerosos estudios. 

Gertrude Abercrombie
Benny Andrews
Maria Anto
March Avery
Ernie Barnes
Joan Brown
Jerome Caja
Jonathan Lyndon Chase
Xinyi Cheng
Zoya Cherkassky
Robert Colescott
William N. Copley
Somaya Critchlow
Elaine de Kooning
Beauford Delaney
Martha Edelheit
Patrick Eugène
Léonard Tsuguharu Foujita
Hadi Falapishi
Cielo Félix-Hernández
Leonor Fini
Jane Freilicher
Mimi Gross
Mark Grotjahn
Juanita Guccione
Sally J. Han
Clarity Haynes
Andrew LaMar Hopkins
Karolina Jabłońska
Joshua Johnson
June Leaf
Rosalind Letcher
Rudolf Maeglin
Danielle Mckinney
Sam McKinniss
Jill Mulleady
Mela Muter
Simphiwe Ndzube
Alice Neel
Gladys Nilsson
Yu Nishimura
Chidinma Nnoli
Asuka Anastacia Ogawa
Chris Oh
Fairfield Porter
Umar Rashid
Winfred Rembert
Larry Rivers
Katja Seib
Collin Sekajugo
Sylvia Sleigh
Agata Słowak
Devin Troy Strother
Yannis Tsarouchis
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Robin F. Williams
Elisabetta Zangrandi

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