Cuando el sol pierde su luz

10 de septiembre - 22 de octubre, 2022
Los Angeles

Recepción inaugural: Sábado, 10 de septiempre, 5–7pm

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Michelle Blade
Ian Collings
Shanique Emelife
Claudia Keep
Lauren Satlowski
Joey Terrill

Blum & Poe se complace en presentar When the Sun Loses Its Light/Cuando el sol pierde su luz, con obra de Michelle Blade, Ian Collings, Shanique Emelife, Claudia Keep, Lauren Satlowski, and Joey Terrill. 

Navidad de 1980. Volvía de la universidad. Somos mi hermano Greg y yo. O Gregory para los demás. Yo estaba tocando "River" en el piano y estábamos haciendo nuestra mejor imitación de Joni. Tambaleándonos en las notas altas a las que ninguno de los dos podía llegar. Riéndonos. Hay una Polaroid por aquí que recuerdo que tomó mamá. ¡La encontré! Aquí está. Me encantó esa noche. Siempre se ha quedado conmigo. 

Voy al grano: hace unos meses, un canadiense de ochenta y siete años terminó hospitalizado después de una mala caída. Mientras le hacían pruebas para comprobar la actividad eléctrica de su cerebro, sufrió un infarto. Como tenía una orden de no reanimación, los médicos le dejaron morir mientras el electroencefalograma registraba sus pensamientos. Y lo que su actividad cerebral demostró científicamente es algo que se ha conjeturado desde siempre: nuestra vida sí pasa por delante nuestro cuando morimos. En el minuto anterior y posterior a la muerte de su cuerpo, el electroencefalograma indicó que había caído en un sueño en que su cerebro producía recuerdos de toda su vida. 

Adopto la esperanza de que esas escenas íntimas que flotan al final son las suaves, las tranquilas, las que, en su momento, eran aparentemente pequeñas pero que ahí mismo se dejan caer y se encierran en esa bóveda emocional que tenemos en el pecho, y luego viajan hacia arriba y se quedan sujetas para siempre. 

Con eso en mente, aquí hay algunos momentos, tomados y hechos realidad para nosotros. Unas delicadas pinturas sobre madera que parten de las fotos que Claudia tomó con su teléfono mientras paseaba o simplemente estaba. La familia de Shanique, sus amigos y ella misma a partir de esas instantáneas que tanto apreciamos. Las hijas de Michelle representadas con cariño, casi como un susurro secreto y un recordatorio de lo que es, ahora era. Lauren captando las últimas luces de un día de Los Angeles, radiante y abstracto. Ian, anclando la verdad de que tenemos este recipiente que lo guarda todo dentro, sólo nuestro en realidad, y eso está bien. Y Joey, dulce Joey, que ha sufrido tantas pérdidas, pero que nos da ese segundo aparentemente frívolo que puede desaparecer en un parpadeo pero que en realidad nunca se va. 

Para todos nosotros, esos toques están aquí si estamos presentes y los hemos retenido, y ahora los dejamos regresar. Están vivos, igual que el trabajo del que eres testigo y que estás viendo y ojalá sientas.  Todos necesitamos guardar estos momentos donde sea que los guardemos, o realmente no tenemos nada. Aunque puede ser difícil, podemos llevarlos y traerlos de vuelta cuando queramos. Está bien aunque sea difícil porque es lo más importante que tenemos, aquí, ahora, en nosotros. 

Cuando falleció Greg estaba en su cama arropado y sonriendo. Espero que acabara de estar en su habitación a los catorce años, en una noche lluviosa de febrero, con velas, Tapestry en el tocadiscos y con Hilary trenzando su larga melena castaña; luego, en el monte Baldy, en una mañana de verano, con el sol lanzando rayos caleidoscópicos a través de los árboles; Lance, en Fire Island, en la playa, a última hora de la tarde, leyéndole pasajes de Lolita; el Día de Acción de Gracias de 1974, en el comedor con paneles de madera de Weyburn, la última vez que estuvimos todos juntos... 

– Jeff Poe

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